NACIMIENTO Y EXPANSIÓN DEL CRISTIANISMO.
El Cristianismo nace a partir de la figura de Jesús
de Nazaret en el seno de la tradición judía.
Jesús era judío y vivió en el contexto
de la tradición religiosa del pueblo de Israel.
Él
era el Mesías esperado y anunciado. Tras la desaparición
de Jesús, los discípulos, desconcertados y atemorizados,
tomaron la iniciativa de organizarse como comunidad y de propagar
el mensaje de Jesús. Al principio los cristianos eran
considerados una secta dentro del judaísmo, pero pronto
se construyeron una identidad propia y diferenciada.
La
expansión de esta nueva religión durante el
primer siglo fue muy rápida. En menos de 50 años,
la nueva religión había llegado a Roma, capital
del Imperio. En torno al año 100 había ya comunidades
cristianas en todas las ciudades importantes del Mediterráneo
Oriental. Poco a poco fue surgiendo la organización
de estas nuevas comunidades que darían lugar a la Iglesia
Católica.
EL
CRISTIANISMO PRIMITIVO.
El
imperio romano no aceptó el cristianismo a pesar de
que había tolerado otros muchos cultos y religiones.
La razón fundamental de este rechazo fue el monoteísmo
radical defendido por el cristianismo, incompatible con la
religión politeísta romana: los cristianos se
negaban a rendir culto al emperador como dios, tal y como
prescribía la religión pagana.
Las
autoridades romanas comenzaron a perseguir con dureza a los
cristianos, pues temían que la nueva religión,
si se extendía, pudiera afectar a la estabilidad del
imperio. Con las persecuciones y condenas a muerte de los
primeros cristianos surgen los mártires, es decir,
aquellos que murieron por seguir siendo fieles a sus convicciones
religiosas. La vida de los mártires ha sido ejemplo
constante para los cristianos y fuente de inspiración
para muchos artistas a lo largo de los siglos.
En
las "Actas de los Mártires", muchas de ellas
escritas a partir de los archivos judiciales romanos, se recogen
los procesos de acusación y condena abiertos contra
los cristianos; en realidad, son narraciones sobre los últimos
momentos de su vida escritos con una doble finalidad: perpetuar
su memoria y ponerlos como ejemplo para el resto de los fieles.
Es difícil precisar el número exacto de mártires
cristianos de los primeros siglos de nuestra era, ya que los
conocidos nominalmente son una minoría. Sólo
se conserva la memoria de un número reducido, los considerados
más importantes: Sebastián, Inés, Justo
y Pastor, Cecilio, Vicente... El culto a estos testigos de
la fe comienza en el siglo II. A partir del siglo IV se incrementa
aún más el culto a los mártires y el
interés por conocer su historia, pero como de muchos
de ellos no se sabía nada más que el nombre
y el hecho de su martirio, se introdujeron muchas leyendas
para suplir esta carencia de datos.
El
número total de persecuciones contra los cristianos
en los tres primeros siglos de la historia del cristianismo
es difícil de precisar: su número fue bastante
elevado, pero no fueron nunca continuas ni universales; es
decir, los cristianos gozaron de periodos de paz y tranquilidad
en los que pudieron reorganizarse y expandirse, y normalmente
las persecuciones sólo afectaban a ciudades o regiones
concretas.
A
pesar de las persecuciones, el número de cristianos
y su influencia en las instituciones romanas siguió
creciendo. Quizá por ello, los emperadores Constantino,
por Occidente, y Licino, por Oriente, acordaron en el año
313 permitír a los cristianos practicar públicamente
su religión. Después, en el año 380,
con la subida del emperador Teodosio al poder, el cristianismo
pasaría a ser religión oficial del imperio.
EL
CRISTIANISMO MEDIEVAL
Dos
de las manifestaciones fundamentales de la religiosidad cristiana
medieval fueron el monacato y la peregrinación. Ambas
se remontan a los primeros siglos de la Edad Media, aunque
se desarrollaron a lo largo de todo el medievo.
San
Benito de Nursia
|
-
EL MONACATO
Desde
el momento en que cesaron las persecuciones, a finales
del imperio romano, la Iglesia "creció en
riqueza y poder, pero se empobreció en virtudes",
según San Jerónimo.
Algunos
cristianos, buscando un grado de perfección más
alto, adoptaron un sistema de vida retirada practicando
la castidad, la pobreza y una vida de verdadera penitencia.
Fue
en Oriente donde surgió la vida ascética
en soledad: son los anacoretas, también llamados
eremitas. Más tarde, estos anacoretas empiezan
a agruparse, dando lugar a los cenobitas, es decir,
la vida en común bajo la autoridad de un superior.
Esta forma de vida tuvo una amplia difusión.
San Basilio fue el que escribió la primera regla
para monjes orientales.
En
Occidente se conoce la vida monacal desde el siglo IV,
pero será San Benito de Nursia, en el siglo VI,
quien escriba la regla más difundida por toda
Europa; la regla benedictina.
El
monacato supuso la recuperación del sentido del
martirio para aquellos cristianos que aspiraban a una
vida más perfecta.
En
los monasterios se conservó y floreció
la cultura en una época en decadencia. Se fundaron
escuelas monásticas que, con sus manuscritos,
salvaron los tesoros de la antigüedad clásica.
|
- LA PEREGRINACIÓN
La
peregrinación es un viaje individual o colectivo, hecho
por motivos religiosos, hacia un lugar sagrado. Con ello se
pretende alcanzar un bien concreto, ya sea material o espiritual.
Todas
las culturas de la antigüedad conocieron la peregrinación.
Egipcios, griegos y romanos la practicaron, siempre ligada
a la religiosidad de un santuario.
El
cristianismo no fue ajeno a estas tradiciones; los lugares
relacionados con Jesús, con sus apóstoles y
con los mártires fueron objeto de las primeras peregrinaciones
cristianas. Esta práctica adquiere gran fuerza a partir
del siglo IV, aunque su mayor desarrollo tendrá lugar
durante la Edad Media, siendo Jerusalén, Roma y Santiago
de Compostela las más célebres. Esta tradición,
en pleno siglo XXI, sigue viva.
JERUSALÉN: el sepulcro vacío de Jesús
en Jerusalén fue uno de los principales focos de atracción
de los primitivos peregrinos cristianos. El emperador Constantino
dio libertad a los cristianos para practicar su religión
y además ayudó a construir iglesias sobre alguno
de los lugares santificados por Cristo y los apóstoles;
tal es el caso de la Iglesia del Santo Sepulcro.
ROMA:
fue otro de los lugares visitados en los primeros siglos del
cristianismo. En Roma el peregrino puede venerar las tumbas
de los apóstoles Pedro y Pablo, sobre las que el emperador
Constantino construyó grandiosas basílicas.
El subsuelo de la basílica vaticana prueba el culto
inmemorial y da fe de los numerosos testimonios dejados por
los siglos para preservar la sepultura de San Pedro, primer
obispo de Roma.
SANTIAGO DE COMPOSTELA: en el siglo X se extendió
la creencia de que en Compostela (Galicia) estaba enterrado
el apóstol Santiago y allí se construyó
un templo en su memoria. La fama del santuario se extendió
pronto por todo Occidente. En el siglo XI, el lugar adquirió
una categoría similar a Roma o Jerusalén como
centro de peregrinación del mundo cristiano. Se establecieron
rutas fijas y surgieron así los caminos de peregrinación.
El
camino de Santiago tuvo gran importancia porque por él
circularon peregrinos y comerciantes. Los peregrinos tenían
un estatuto especial que los protegía, y los reyes
navarros y castellanos facilitaron las relaciones comerciales.
De este modo, las ciudades del Camino prosperaron y contaron
con ricos mercados y posadas. Las corrientes artísticas
más variadas se difundieron también a lo largo
del Camino.
Santiago
de Compostela
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San
Pedro
|
Si en la Alta Edad Media hablábamos del monacato y
la peregrinación como las dos manifestaciones fundamentales
de la religiosidad cristiana medieval, en los siglos XI al
XIII tendremos que hacer mención a otra manifestación
religioso-político-militar: las Cruzadas.
- LAS CRUZADAS
Fueron
expediciones militares emprendidas por los cristianos de Occidente,
bajo los auspicios del Papado, para rescatar los Santos Lugares
(Jerusalén) en poder de los turcos otomanos desde el
año 1076. Tradicionalmente se contabilizan ocho cruzadas
entre los años 1095 y 1270.
El
resultado final de las cruzadas no fue el deseado por sus
impulsores, ya que la conquista de los Santos Lugares se consiguió
sólo parcialmente y al cabo de un siglo, Jerusalén
volvió a caer en manos de los musulmanes. Las cruzadas
desde el punto de vista económico y cultural, fueron
un fenómeno fundamental pues fomentaron el comercio
y el contacto con Oriente.
Entre los siglos XI y XV, Europa cambió. Se abrió
hacia otros continentes, pasando de una actitud defensiva
a otra ofensiva. Al mismo tiempo, en los reinos europeos se
produjo una serie de transformaciones que posibilitaron el
resurgimiento de las ciudades y la aparición de un
modo de vida urbano, muy disminuido en Europa Occidental desde
la caída del imperio romano; las catedrales, construidas
muchas de ellas en estilo gótico, fueron el símbolo
de las nuevas urbes que surgieron y crecieron gracias al auge
del comercio y la artesanía.
Este
conjunto de cambios tuvo también su manifestación
en la vida religiosa, con la fundación de las órdenes
mendicantes y la creación de las universidades.
-
LAS ÓRDENES MENDICANTES
Hasta
principios del siglo XIII las órdenes religiosas se
regían por la Regla de San Benito o por la de San Agustín.
Pero aparecieron nuevas órdenes que no vivían
en monasterios cerrados, sino que se dedicaban a la predicación
entre el pueblo. Sus miembros practicaban la pobreza, al no
poseer nada ni individual ni colectivamente, se veían
obligados a vivir de la caridad de los fieles; de ahí
el nombre de órdenes mendicantes. Además, ya
no se llamarán monjes, sino hermanos o frailes; tampoco
buscarán la vida solitaria, ya que sus casas estaban
en las ciudades, donde practicaban todo tipo de servicios
a los fieles. Los frailes frecuentaban las universidades buscando
una preparación intelectual que les hiciera más
útiles a la Iglesia.
Las
órdenes mendicantes más importantes fueron la
Orden de Frailes Menores o Franciscanos, fundada por San Francisco
de Asís, y la Orden de Predicadores o Dominicos, cuyo
fundador fue Santo Domingo de Guzmán.
San
Francisco de Asís
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Santo
Domingo de Guzmán
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- LAS UNIVERSIDADES
Las
transformaciones que vive Europa desde el siglo XI tendrán
también su reflejo en la cultura. Muestra de ello es
el nacimiento de las universidades, que justifican su existencia
tanto por el desarrollo del comercio (que impone la necesidad
de saber leer, escribir y calcular) como por las inquietudes
intelectuales que despierta el contacto con Oriente a través
de las Cruzadas. Con ellas, la cultura sale de los monasterios,
donde durante siglos se había conservado, y se desplaza
a las ciudades.
En
las universidades se estudiaba básicamente teología,
filosofía, derecho y medicina. El latín era
la lengua empleada en una enseñanza que se caracterizaba
por la escasez de libros, por lo que el método para
transmitir los conocimientos consistía en la lectura
de textos de los clásicos y su comentario por parte
del profesor.
Desde
mediados del siglo XIII, destacaron las universidades de Bolonia
(Italia), Paris (Francia), Oxford y Cambridge (Inglaterra),
y Salamanca (España). El Papa tenía que dar
su aprobación a la creación de nuevas universidades
y las dotaba de beneficios y privilegios.
Las
universidades medievales eran verdaderamente universales,
ya que sus alumnos procedían de todas las naciones
y los grados académicos que concedían eran reconocidos
en todas ellas.
HUMANISMO
Y REFORMA
Frente
al pensamiento medieval, basado en la idea central de Dios
como principio, explicación y fin de todo, el Humanismo
propone el desarrollo completo de las facultades del hombre.
Éste, dicen los humanistas, es el centro y la medida
de todas las cosas. La reflexión intelectual y la capacidad
de crítica serán principios fundamentales en
el pensamiento y actuación del hombre renacentista.
Aunque fue un movimiento de minorías cultas, llegó
a ser un elemento unificador de toda la cultura europea del
momento.
El
Humanismo es un complejo fenómeno que abrió
a los hombres del siglo XVI nuevas fronteras en el terreno
intelectual, social, religioso y político.
En
cierto sentido, la reforma surgió gracias a la aplicación
de la crítica, la revisión y el análisis
que emplearon los humanistas en todos los campos, incluido
el religioso.
El
estudio de la Reforma y sus causas es, todavía hoy,
un tema abierto a nuevas interpretaciones. Durante siglos,
católicos y protestantes han venido repitiendo que
la Reforma surgió a causa de los abusos y desórdenes
tan generalizados por entonces en la Iglesia, y sobre todo,
dentro de la Curia romana.
Se pueden citar como causas de la Reforma:
-
La pérdida de prestigio del Papado desde el siglo XIV.
- La decadencia de los valores medievales.
- La búsqueda de una religiosidad nueva, apartada de
las supersticiones populares y exenta de cualquier hipocresía.
- La creciente oposición del pueblo alemán al
centralismo tanto de Roma como de los Augsburgo.
- Los príncipes alemanes adoptaron la religión
luterana para librarse del poder del Imperio.
Las
principales ideas de la reforma luterana son:
- Salvación por la fe.
- Lectura e interpretación personal de la Biblia.
- Sólo se admiten dos sacramentos: Bautismo y Eucaristía.
- Sacerdocio universal de los fieles: todos somos sacerdotes.
- El clero no es necesario; ni sacerdotes ni obispos.
- Las indulgencias y la intercesión de los santos no
son válidas.
LA
REACCIÓN CATÓLICA: LA CONTRARREFORMA.
Con
el nombre de Contrarreforma se conoce la etapa de renovación
de la Iglesia Católica durante los siglos XVI y XVII.
Se trata de la reacción del catolicismo frente a la
Reforma protestante: de ahí su nombre.
La
Contrarreforma no fue una simple reacción, fue un amplio
movimiento de renovación y transformación de
la Iglesia que se anunciaba desde hacía más
de un siglo.
El
instrumento principal de la Contrarreforma fue el Concilio
de Trento. Con él, la Iglesia de Roma hizo una verdadera
reforma interna. Durante dieciocho años (1545-1563)
y con dos largas interrupciones (la segunda durante casi diez
años), se celebró un concilio en Trento, en
el que se fijó lo que podríamos llamar "el
catolicismo" como comprensión de la vida cristiana
y como organización de la Iglesia. En el Concilio hubo
dos tipos de decretos:
- Los decretos doctrinales, en los que se fijaba la doctrina
católica frente a la protestante en todo lo que se
refiere a la salvación, la revelación, los sacramentos
y el culto a la Virgen y a los santos.
- Los decretos disciplinares, orientados a reformar la vida
del Clero y de los cristianos en general.
EL
VALOR DE LAS IMÁGENES
El
Concilio de Trento definió la postura de la Iglesia
católica frente a las doctrinas reformistas y, junto
con los decretos doctrinales y disciplinares, trató
del papel de las representaciones religiosas en la nueva Iglesia.
Frente
al rechazo que los protestantes habían manifestado
al culto de las imágenes, el Concilio admitió
ese culto y así mantuvo una costumbre muy arraigada
en la Iglesia católica. Este culto a las imágenes
se utilizaba como un medio de transmitir el mensaje religioso
a las clases populares. No podemos olvidar que en aquel tiempo
la mayoría del pueblo no sabía leer ni escribir.
Por medio de las historias de los misterios de la redención,
descritos en pinturas, esculturas, representaciones teatrales...,
el pueblo era instruido y confirmado en el hábito de
recordar y meditar continuamente los artículos de fe.
El
protestantismo, sin rechazar la importancia de la figura de
María, se opuso a la piedad popular que, desde la Edad
Media, existía en torno a ella. Según la tradición,
la Virgen María tenía un papel de "abogada"
o intermediaria entre los fieles y Dios. Los protestantes,
en cambio, no aceptan este papel de la Virgen, ya que para
ellos "Cristo es el único mediador". La teología
católica, en el Concilio de Trento, reafirmó
el papel de María en la obra de la salvación
y fomentó su culto.
Jesús
atado en la columna
|
Inmaculada
Concepción
|
Basándose
en las directrices del Concilio de Trento, la representación
de la Pasión de Cristo, así como de los Santos
y Mártires debía buscar la veracidad y mostrarles
afligidos, sangrando, heridos, pálidos, con la piel
lacerada, deformados...
EL
CULTO A LOS SANTOS
Frente
a la doctrina de los reformadores, el Concilio de Trento reafirma
el valor del culto a los santos como modelos e intercesores
ante Dios. Con ello ratifica una larga tradición de
varios siglos que se apoyaba en las obras de muchos escritores
de temas espirituales.
Martirio
de San Sebastián
|
Santa
Teresa de Jesús
|
San
Francisco Javier
|
.
SANTOS MÁRTIRES: desde los primeros siglos
del cristianismo se dio un culto de especial veneración,
como modelos e intercesores, a aquellos cristianos que
habían dado testimonio de su fe por medio del
sacrificio de su vida: los mártires. Este culto
a los mártires era fruto del entusiasmo y de
la veneración que los fieles cristianos sentían
hacia aquellos que se consideraban héroes de
la cristiandad perseguida. El día del aniversario
del martirio era celebrado solemnemente por el pueblo
y el clero: se leían las "Pasiones de los
mártires", se organizaban peregrinaciones
a su tumba y se ofrecía en su honor la eucaristía.
.
SANTOS REFORMADORES: los aires de reforma y renovación
circulaban también por los monasterios y conventos
del siglo XVI. Las órdenes religiosas tradicionales
se habían alejado, al igual que la curia, de
su pureza original y surgen los deseos de volver al
rigor de la exigencia evangélica.
Entre
los reformadores más importantes hay que citar
a Santa Teresa de Jesús (1515-1582) y San Juan
de la Cruz (1542-1591), reformadores de la orden Carmelita.
Estos grandes santos no solo cambiaron la vida de sus
conventos sino que, por medio de sus escritos, de gran
valor religioso y literario, han mostrado un camino
de religiosidad para los cristianos de todos los tiempos.
. SANTOS MISIONEROS: durante esta época
fueron muchos los misioneros que marcharon a tierras
de Oriente y América a predicar el cristianismo.
Entre ellos destaca San Francisco Javier (1506-1552),
un jesuita español que fue encargado por San
Ignacio de Loyola de llevar el cristianismo a las entonces
remotas regiones de la India y el Extremo Oriente.
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Si precisa de una información detallada sobre vida
y milagros de Santos y Mártires, puede acudir al apartado
de la web "Santoral".
Si desea conocer el significado de los objetos que acompañan
las diferentes representaciones de los santos, puede visitar
el siguiente enlace:
http://es.wikipedia.org/wiki/Atributos_de_Santos
BIBLIOGRAFÍA:
-
Sociedad, cultura y religión. Ediciones SM, Madrid
2003.
- Wikipedia
- www.canalsocial.net - Ediciones Rialp S.A.
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